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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 Cien Horas Con Fidel-Capítulo 19-Cuba y la globalización neoliberal.

 
 
 
 

 

CUBA Y LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL

 

EL NUEVO CAPITALISMO – ¿QUÉ ES EL SOCIALISMO HOY? –
CONFUSIÓN IDEOLÓGICA – LA TRAGEDIA ECOLÓGICA –
PRESEVAR EL MEDIO AMBIENTE – LA BATALLA DE IDEAS –
POR UNA EDUCACIÓN GLOBAL

 

 

Hace algún tiempo, conversando con usted, le pregunté cómo pensaba evitar que los efectos de la globalización liberal se extendiesen a Cuba, y usted me contestó: "Esperaremos, con paciencia, que la globalización se derrumbe." ¿Sigue pensando lo mismo? 

Cuando te contesté aquello todavía Stiglitz no había escrito ningún libro;[1] de Soros[2] lo que se oía hablar eran sus grandes operaciones especulativas; no había ocurrido la crisis argentina de diciembre 2001, ni el conjunto de crisis que conocemos ahora. 

Nosotros habíamos ido tomando conciencia de lo que era la globalización, y desde antes veníamos leyendo muchos materiales que nos llevaban a la conclusión de que se podía producir una situación más crítica que la de 1929, lo que nos llevó a estudiar la crisis del 29, invitar a Galbraith[3] y a otros economistas, y a estudiar las tesis, las ideas fundamentales del sistema capitalista de producción y preguntarnos incluso qué quedaba de aquel sistema, si quedaba algo, si aún había libre competencia en el mundo, si existía la libre empresa y todas esas "verdades" que se consideran como dogmas divinos. Usted ha utilizado otro nombre para calificar esa globalización, creo que lo llamaba el "pensamiento único",[4] otros han hablado del "fin de la historia".[5] Sin embargo, yo tenía la convicción completa de que era a la inversa y que había que resistir. Ésa es la seguridad que tenía. 

¿Usted se preguntaba qué quedaba del capitalismo? ¿Piensa usted que la globalización está destruyendo hasta el propio capitalismo? 

Hoy no hay capitalismo, no hay competencia. Hoy lo que hay es monopolio en todos los grandes sectores. Hay algunas competencias entre varios países por producir televisores, o computadoras, hasta automóviles los ha puesto a producir el Banco Mundial, pero el capitalismo no existe ya. 

Quinientas empresas globales dominan hov el 80 por ciento de la economía mundial. Los precios no son de competencia, los precios a que se venden, por ejemplo, los medicamentos contra el SIDA... Los medicamentos constituyen uno de los más abusivos, extravagantes y explotadores renglones del mundo; la medicina que le venden a la gente vale en muchos casos diez veces los costos de producción. La publicidad casi determina lo que se vende y lo que no se vende, quien no tenga mucho dinero no puede hacer publicidad de ninguna clase para sus productos aunque sean excelentes. 

Después de la última matanza mundial en la década del 40, se nos prometió un mundo de paz, reducir la distancia entre ricos y pobres y que los más desarrollados ayudarían a los menos desarrollados. Todo resultó una enorme falsedad. Nos impusieron un orden mundial que no se puede sostener ni se puede soportar. El mundo es conducido hacia un callejón sin salida. 

Ya ninguna de aquellas categorías en las cuales creíamos que se basaba el capitalismo existen; no existe, por lo tanto, la teoría que enseñan los Chicago Boys[6] a la gente. Y por otra parte la teoría y la práctica del socialismo están por desarrollar y por escribir. 

Usted me dijo en otra ocasión, que ya no había "modelo" en materia política y que nadie sabía muy bien actualmente lo que el concepto de socialismo significaba. Me contaba usted que en una reunión del Foro de Sao Paulo que tuvo lugar en La Habana, y que reúne a todas las izquierdas de America Latina, fue necesario ponerse de acuerdo para no pronunciar la palabra "socialismo" porque es una palabra que "divide". 

Mire, ¿qué es el marxismo?, ¿qué es el socialismo? Eso no está bien definido. En primer lugar, la única economía política que existe es la capitalista; pero la capitalista de Adam Smith[7] Entonces andamos haciendo socialismo muchas veces con aquellas categorías adoptadas del capitalismo, lo cual es una de las grandes preocupaciones que tenemos. Porque si uno utiliza las categorías del capitalismo como instrumento en la construcción del socialismo, obliga a todas las empresas a competir unas contra otras, surgen empresas ladronas, piratas que se dedican a comprar aquí y a comprar allá. Habría que hacer un estudio bien profundo. Una vez el Che tuvo algunas polémicas acerca de las consecuencias del uso del financiamiento presupuestario, frente al uso del autofinanciamiento... [Véase el capítulo 11, nota 4.][8] Él, como ministro, había estudiado la organización de algunos grandes monopolios y aquéllos utilizaban presupuestos. En la URSS se empleaba otro método: el autofinanciamiento, y él tiene razonamientos fuertes en torno a eso.[9] 

Marx hizo sólo un ligero intento, en la Crítica al Programa de Gotha,[10]de tratar de definir cómo sería el socialismo, porque era un hombre demasiado sabio, demasiado inteligente y realista para imaginarse que se podría escribir una utopía de cómo sería el socialismo. El problema fue la interpretación de las doctrinas, y se han hecho muchas. Por eso estuvieron divididos los progresistas durante tanto tiempo, y las polémicas entre anarquistas y socialistas, los problemas después de la revolución bolchevique de 1917 entre trotskistas y stalinistas, o, digamos, para los partidarios de aquellas grandes polémicas que se produjeron, la división ideológica entre dos grandes dirigentes, de los cuales el más intelectual de los dos era, sin duda, Trotski. 

Stalin fue más un dirigente de orden práctico, como conspirador, no fue un teórico, y a veces, después, se quiso poner de teórico... Me acuerdo de unos libritos que se repartían en que Stalin estaba explicando qué quería decir el materialismo dialéctico, y usaba el ejemplo del agua... Quisieron convertir a Stalin en un teórico. Él era un organizador, de grandes capacidades, creo que era un revolucionario, no creo que haya estado al servicio del zar nunca. Luego cometió los errores que todos sabemos, la represión, las purgas y todo eso. 

Lenin era el genio, murió relativamente joven, pero habría podido... No siempre la teoría ayuda. En la época de la construcción del Estado socialista, Lenin aplicó desesperadamente, a partir de 1921, la NEP, la Nueva Política Económica... Ya hablamos de eso, y le dije que el mismo Che no simpatizaba con la NEP. 

A Lenin se le ocurrió una cosa verdaderamente ingeniosa: construir el capitalismo bajo la dictadura del proletariado. Acuérdese que las grandes potencias lo que querían era destruir a la revolución bolchevique, la atacó todo el mundo. No se puede olvidar la historia de la destrucción que hicieron en aquel país subdesarrollado; Rusia era el país menos industrializado de Europa, y Lenin, además, creía, siguiendo la línea de Marx, que no podía haber revolución en un solo país y que la revolución tenía que ser simultánea en todas partes, a partir de un gran desarrollo de las fuerzas productivas. 

Por eso el gran dilema, después que establece esa primera revolución, es si sigue o no. AI fracasar el movimiento revolucionario en el resto de Europa, no le quedó a Lenin más que una opción: construir el socialismo en un solo país, Rusia. Imagínese la construcción del socialismo en un país con un 80 por ciento de analfabetos y en una situación en la que tenían que combatir contra todos los que los atacaron, y donde todos los intelectuales principales, todos, los que tenían más conocimientos, se fueron o los fusilaron. ¿Se da cuenta? 

Fue una época bastante terrible, con intensos debates. 

Hubo tantas polémicas... Yo, por ejemplo, veo en la Unión Soviética una pérdida colosal de tiempo en los diez años que aplicaron la NEP sin intentar siquiera cooperativizar poco a poco a los campesinos. Como la producción individual dio el máximo de lo que podía dar en aquellas condiciones, quisieron hacer una colectivización forzosa. Fíjese que nosotros nunca... En Cuba siempre hubo, en el campo, más de 100 mil propietarios individuales. Lo primero que hicimos, en 1959, fue darles la propiedad a todos los que eran arrendatarios y precaristas. 

¿Piensa que estamos actualmente en un momento de gran confusión ideológica?

Sí. Hay en la ideología una confusión colosal. El mundo en que vivimos es muy diferente del de antes. Hay muchos problemas que los grandes pensadores políticos y sociales no podían, a tan larga distancia, prever, aunque sus conocimientos fueron decisivos para convertirnos a nosotros en personas con ideas revolucionarias. 

La gente lucha contra el subdesarrollo, las enfermedades, el analfabetismo, pero todavía lo que se puede llamar la solución global de los problemas de la humanidad no se ha hallado. Los problemas de la humanidad no tienen solución sobre bases nacionales porque la dominación hoy es sobre bases globales: la llamada globalización neoliberal. La OMC [Organización Mundial del Comercio], el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, establecen las reglas de una situación de dominio-explotación de hecho, que puede  ser esclavista, feudal. 

Y mucha gente está buscando como librarse de esa dominación. Usted es testigo de cuánta gente ha ido al Foro Social Mundial de Porto Alegre, o la que fue al de Bombay en 2004. Y no se sabe cuántos artículos sobre la globalización liberal he leído de su revista.[11] También he leído los artículos de publicaciones norteamericanas, las inglesas, yo leo todas. 

Aquí los compañeros durante muchos años escogían, de revistas como la suya, de revistas de centro, de revistas de derecha también, durante toda la semana, los artículos fundamentales sobre los problemas económicos. De modo que sí, podemos decir que los problemas son muy difíciles que la gente los entienda, porque, en la mayoría de los países, no reciben una educación económica, no reciben una educación histórica, no reciben una educación política. 

Sin embargo, ¿no tiene usted la impresión de que la globalización liberal ha recibido algunos golpes fuertes y ya es menos arrogante que hace unos años? 

Sí, yo también tengo esa impresión, porque ha ocurrido el caso de Argentina, la victoria en mayo de 2003 de Néstor Kirchner y la derrota del símbolo de la globalización neoliberal que se ha producido allí, precisamente, en ese momento crítico, de crisis económica internacional. Ya no es sólo una crisis en eí sudeste asiático, como la de 1997, es una crisis en el mundo, más la guerra de Irak, más las consecuencias de una enorme deuda, más el fatalismo de que el dinero escape, 

Es mundial el problema, y por eso mundialmente también se está formando una conciencia y por ello será un día de gloria ese día en que otro mundo sea por fin posible. Fíjese que ha tomado fuerza esa frase que creo que usted mismo propuso: "Un mundo mejor es posible". Pero cuando se haya alcanzado un mundo mejor, que es posible, tenemos que seguir repitiendo: un mundo mejor es posible, y volver a repetir después: un mundo mejor es posible. Porque siempre habrá que mejorarlo. 

Yo creo en las ideas y creo en la conciencia, en los conocimientos, en la cultura y especialmente en la cultura política, tengo una fe ciega en eso. Nosotros hemos dedicado muchos años a crear una conciencia, y tenemos una gran fe, digamos, en la educación y la cultura, sobre todo en la cultura política. Vivimos en un mundo carente de cultura política. Usted lo debe saber mejor que nadie, porque ha luchado por sembrar cultura política sobre problemas tan complicados como el Nuevo Orden Económico, la globalización neoliberal. 

Lo que se enseña, en casi todas las escuelas del mundo, son dogmas; incluso aquí se enseñaron dogmas. 

¿Los dogmas le irritan? 

Yo soy antidogma; ya le he hablado de eso en otro momento. Y ahí sí le digo, ahí es donde está la fe de nosotros, en la fuerza tremenda que tienen las ideas, en lo que hemos aprendido en cuarenta y tantos años acerca del valor de las ideas y de los conocimientos. No obstante, hay peligros y nosotros siempre tratamos de educar, cada vez más, a las nuevas generaciones. Porque hoy el mundo globalizado obliga a tener mayores conocimientos y a encontrar soluciones globales. 

¿Cuáles, por ejemplo? 

Primero, para que la humanidad se preserve, porque no está asegurada de sobrevivir. Es la parte que conocemos de la historia, que es muy breve, en que menos está asegurada la supervivencia de la especie. La especie es bastante nueva, no tiene más de un millón de años, o un poco más, en sus distintas etapas de evolución. 

Este hombre actual, con sus capacidades intelectuales, puede ser que tenga unos cien mil años. Se sabe que la evolución de la vida fue obstaculizada por un meteorito —es doctrina aceptada por todos—, que cayó en el istmo de Tehuantepec, mató a no se sabe cuántas especies de dinosaurios, las otras evolucionaron... Pero el hombre todavía no está evolucionado. 

Entonces hay un problema, y sé que usted se ha interesado mucho por este problema, pero hay un nuevo peligro para el mundo industrializado: una población que tiene 6.400 millones de habitantes, que crece casi 100 millones por año, 80 por lo menos; tengo tres relojes que marcan más o menos lo que crece a diario la población. Y valga que China hizo esfuerzos heroicos para limitar su demografía; de lo contrario ya estaríamos como en 6.700 millones de habitantes en el planeta. 

Todo el mundo sabe cuánto va a crecer, todo el mundo sabe la relación que hay entre analfabetismo, incultura y número de hijos en una familia. Todo el mundo sabe eso y mil cosas más en este mundo real. Hay una verdadera explosión demográfica donde no hay desarrollo, donde hay deudas. 

Y la globalización sigue ignorando esas realidades explosivas. Las reglas del FM1 van a seguir conduciendo al abismo a muchos países y a muchas gentes porque esas reglas siguen con plena vigencia. Aunque al liberalismo le gusta proteger los intereses de las grandes empresas aun a costa de fajarse con todo el mundo; le pone un impuesto a cualquiera, hasta a Canadá un día le pusieron un impuesto del 30 por ciento para la exportación de la madera, afectando un mercado de siete mil millones de dólares. 

Pero es que hay además un amo del mundo... Al acero importado, cuando quisieron reventar a unos cuantos países, Estados Unidos le puso tremendo impuesto... Pero a sus empresas chiquiticas, a ésas les hacían todo tipo de concesiones. Nunca la política económica norteamericana fue tan egoísta con relación al resto del mundo y a sus aliados. 

Por todo el mundo se están desarrollando sentimientos nacionales fuertes. Y eso no es bueno; ya es hora de que las preocupaciones no sólo sean nacionales, sino mundiales. Ahora, el mundo tiene que desarrollar sentimientos internacionalistas, porque no seríamos internacionalistas, ni poseeríamos una doctrina de solidaridad mundial si empezamos a culpar a los pueblos. Es como culpar a todo el pueblo alemán, y mire que apoyaron una causa terrible... 

La de Hitler y el nazismo. 

Pero aquél había sido el pueblo que sufrió las consecuencias del Tratado de Versalles de 1919, que fue insoportable. Lo que le dio la mayoría a Hitler fueron los puntos acordados en el Tratado de Versalles, que llevaron a aquel pueblo a una situación muy dura. Después de una derrota, después de una guerra, aquel tratado los unió... Y votaron. Sí, porque Hitler llegó al poder a través de unas elecciones, no dio ningún golpe de Estado. Es verdad que él, en 1923, había tratado de hacer un putsch allí en Munich, una aventura de ésas, y hasta preso estuvo un tiempo... Y llevó a su pueblo, a través de una causa nacionalista, a una doctrina racista, absurda y criminal. Estuve en Auschwitz, en 1972, y es difícil imaginar los crímenes horribles que allí se cometieron. 

El crimen de los crímenes. 

Durante miles de años la humanidad recordará el Holocausto, esos crímenes de Auschwitz v de los otros campos de exterminio, con horror y repugnancia... 

Sin que nada sea comparable al horror de Auschwitz, hoy la globalización favorece los grandes crímenes que se cometen contra el medio ambiente que causan daños tremendos, y que pueden tener consecuencias nefastas para las generaciones futuras. ¿Es usted sensible al problema de la protección del medio ambiente? 

Hace treinta años no se hablaba de lo que sabemos hoy sobre eso. Estaban los del Club de Roma,[12] en el que se reunían unos cuantos y hacían profecías y hablaban de distintas cosas. Los criticaban, les decían que eran "utópicos", catastro Pistas, etcétera. Fueron los primeros. Yo creo que no tiene mucho más de treinta años. La cuestión ecológica se ha ido desarrollando verticalmente, a toda velocidad, en el último cuarto de siglo. Y quizá el verdadero drama está en la ignorancia sobre tales riesgos en que hemos vivido durante tanto tiempo. 

¿Usted piensa que no se sabía o que no se quería saber porque había una confianza ciega en la ciencia y en la técnica? 

Mire, yo creo que la totalidad de las personas que, 25 años después de finalizada —en 1945— la Segunda Guerra Mundial tenían uso de razón y sabían leer y escribir, nunca escucharon una sola palabra sobre la ciega marcha humana, inexorable y acelerada, hacia la destrucción de las bases naturales de su propia vida.

Ninguna otra de las miles de generaciones que precedieron a la actual conoció tan amargo riesgo, ni cayó sobre alguna de ellas tan enorme responsabilidad. 

Hace apenas treinta años, insisto, la humanidad no tenía la menor conciencia de la gran tragedia. Entonces se creía que el único peligro de extinción estaba en la cifra colosal de armas nucleares listas para ser disparadas en cuestión de minutos. Hoy día, sin que amenazas de esa índole hayan cesado en absoluto, un peligro adicional, aterrador y dantesco, la acecha. Seguro que usted mismo cuando estaba en la universidad no oyó hablar de la capa de ozono y del cambio de clima. De eso se habló muchos años después de haberse graduado. Son muchos problemas nuevos. 

Hoy se sabe que del petróleo, que fue una maravilla de la naturaleza, y que tardó 300 millones de años en formarse, la humanidad habrá liquidado las reservas probadas y probables en sólo 150 años... Ese desastre es tan grande como el mayor de los desastres ecológicos, porque si de repente nos quedamos sin energía se paran todos los automóviles del mundo. Y todavía no existe el sustituto del petróleo, que en un tiempo se creyó que era la energía nuclear. 

Aquellos mismos del Club de Roma hablaban de que se necesitaban no sé cuántos miles de centrales nucleares, y los territorios contaminados ya aterrorizaban, pero ellos estimulaban lo nuclear. 

Ustedes estuvieron un momento tentados por la energía nuclear, y hasta empezaron la construcción de una central en Cienfuegos creo, que luego abandonaron. 

Sí, ese proyecto se abandonó. No era una central abierta y de grafito como la de Chernobil, sino cubierta y de enfriamiento por agua, es decir, la tecnología más usada y más segura del mundo. La energía nuclear ha resuelto el problema de la energía en algunos países como Francia, por su tecnología, y porque le hizo un favor a los vecinos, la puso allí, y cuando le sobra electricidad se la vende barato a los demás europeos que no construyeron centrales. Pero, sin duda, cuando el precio del petróleo empezó a subir, que tampoco lo preveía nadie, porque todo el mundo creía que el petróleo era tan abundante como el mar Pacífico... Entonces ese aumento de los precios tuvo una cosa buena: obligó a desarrollar una tecnología más sobria en consumo de energía, en fábricas, en industrias, etcétera; utilizaban mejor la energía automóviles, ómnibus, aviones, etcétera, para que durara, digamos, tres o cuatro años más. Obligó a un ahorro, y países como Francia y otros desarrollaron su industria nuclear; eso permitió menor contaminación de la que habría ocurrido si no se hubieran puesto caros los precios del petróleo. 

Francia pudo desarrollar su industria nuclear, pero por ejemplo, Irán quiere hoy producir combustible nuclear, y Washington no se lo permite, y se origina una crisis mundial. ¿Qué opina usted de esta situación que se ha creado con Irán? 

Irán reclama su derecho a producir combustible nuclear como cualquier nación entre las industrializadas, y no ser obligada a destruir la reserva de una materia prima, que sirve no sólo como fuente energética, sino como fuente para producir numerosos productos: fertilizantes, textiles, e infinidad de materiales que hoy tienen un uso universal. El imperio amenaza con atacarlo si Irán produce ese combustible nuclear. Combustible nuclear no son armas nucleares, no son bombas nucleares. Prohibirle a un país producir el combustible del futuro, es como prohibirle a alguien que explore en busca de petróleo, que es combustible del presente y llamado a agotarse. ¿A qué país en el mundo se le prohíbe buscar combustible, carbón, gas, petróleo? 

Con más de 70 millones de habitantes, Irán se propone el desarrollo industrial v piensa con toda razón que es un gran crimen comprometer sus reservas de gas o de petróleo para alimentar el potencial de miles de millones de kilowatios/hora que requiere; con urgencia de país del Tercer Mundo, su desarrollo industrial. El imperio quiere prohibirlo y está amenazando con bombardear. Hoy [diciembre de 2005] ya se debate en la esfera internacional qué día y qué hora, o si será el imperio, o si utilizará —como utilizó en Irak— al satélite israelí para el bombardeo preventivo y sorpresivo sobre centros de investigación que buscan obtener la tecnología de producción del combustible nuclear. Y veremos qué pasará si se les ocurre bombardear a Irán. 

A ustedes los han acusado de estar ayudando con tecnología a Irán. 

Sí, nos acusaron —a nosotros nos acusan de todo— de que estábamos colaborando con irán, transfiriendo tecnología con aquel objetivo. Y lo que estamos construyendo, en sociedad con Irán, es una fábrica de productos anticancerígenos! Eso es lo que estamos haciendo. Irán ha firmado el Tratado de No Proliferación nuclear, como Cuba lo ha firmado. Nosotros nunca nos hemos planteado la cuestión de la fabricación de armas nucleares, porque no las necesitamos. Aunque fueran técnicamente accesibles, ¿cuánto costaría producirlas? Y ¿de qué sirve producir un arma nuclear frente a un enemigo que tiene miles de armas nucleares? Sería entrar en el juego de los enfrentamientos nucleares. 

Nadie debe tener derecho a fabricar armas nucleares. Y menos aún el derecho privilegiado que ha impuesto el imperialismo para imponer su dominio hegemónico y arrebatarles a los países del Tercer Mundo sus recursos naturales y sus materias primas. Lo hemos denunciado mil veces. Y defenderemos a rajatabla, en todas las tribunas del mundo, sin ningún temor o miedo, el derecho de los pueblos a producir combustible nuclear. Debe acabarse en el mundo la zoquetería, los abusos, el imperio de la fuerza y del terror. Cada vez son más los pueblos que tienen menos miedo, cada vez serán más los que se rebelen y el imperio no podrá sostener el infame sistema que aún sostiene. Un día Salvador Allende habló de "más temprano que tarde", pues pienso que más temprano que tarde ese imperio se desintegrará. 

En cierta medida, esta crisis es una primera consecuencia del agotamiento actual del petróleo y de los cambios que eso está produciendo. 

Si, porque un 80 por ciento del petróleo está actualmente en manos de países del Tercer Mundo, ya que los otros agotaron el suyo, entre ellos Estados Unidos, que tuvo inmensas reservas de petróleo y gas. Ya sólo le alcanza apenas para algunos años, por lo cual trata de garantizar la posesión del petróleo en cualquier parte del planeta y de cualquier forma. Esa fuente energética, sin embargo, como ya vimos, se está agotando, y a la vuelta de 25 ó 30 años solo quedará, para la producción masiva de electricidad, —aparte de la solar, la eólica, la biomasa, etcétera—, una fuente de energía fundamental: la nuclear. Porque está todavía lejano el día en que el hidrógeno, mediante procesos tecnológicos muy incipientes, se convierta en fuente más idónea de combustible, sin el cual no puede vivir la humanidad. Una humanidad que ha adquirido determinado nivel de desarrollo técnico. Éste es un grave problema presente. Así anda este mundo. 

Hay un montón de problemas ecológicos que ni siquiera se conocen, las catástrofes avanzan de una en una, v hay desastres mayores, como es el cáncer. 

O el SIDA. 

El SIDA no existía hace 25 años, y hoy hay cuarenta millones de enfermos o contagiados por el virus VIH del SIDA. Y los que poseen los mejores laboratorios están dedicados a la terapéutica, no a la prevención, no a las vacunas, porque un tratamiento —se conoce muy bien— que se vende a 10 mil dólares por año y cada año el enfermo tiene que repetido, produce más beneficios. Sencillamente, produce mucho más beneficio la medicina terapéutica que la medicina preventiva. También apareció ahora el virus de la neumonía atípica, el SRAG [síndrome respiratorio agudo y grave], cuando nadie lo esperaba; o el de la fiebre del Nilo, que vino del noreste de Estados Unidos, evidentemente trasladada de algún otro lugar del mundo; o el dengue famoso, tan mencionado, que tiene cuatro formas diferentes de virus, y la combinación de unos y otros da lugar a complicadas enfermedades como el dengue hemorrágico... Y puede surgir el virus de la gripe aviar y provocar una pandemia temible, inédita. Todos esos problemas no se conocían; hoy se tiene conciencia de que hay una relación fuerte entre todos esos temas: economía, industria, demografía, desarrollo, ecología... 

En general los países del ex campo socialista —ya hablamos de eso— se preocuparon poco por la cuestión ecológica. ¿En Cuba existe esa preocupación? 

La preocupación por lo ecológico nosotros la hemos visto crecer; el cambio de clima lo hemos visto y medido aquí; la subida del nivel del mar la hemos visto y medido aquí, las contaminaciones las hemos visto y medido aquí. Y de verdad que hay fiebre por la ecología, los niños todos han sido educados en eso. Se está educando a la gente, aquí hay programas televisivos constantemente, v los niños son los principales defensores del medio ambiente. 

La humanidad en sólo cien años creció de aproximadamente 1,500 millones a más de 6.300 millones de habitantes. Tendrá que depender por entero de fuentes de energía que aún están por investigar y desarrollar. La pobreza crece; viejas y nuevas enfermedades amenazan con aniquilar naciones enteras; la tierra se erosiona y pierde fertilidad; el clima cambia, el aire, el agua potable y los mares están cada vez más contaminados. 

Se le arrebata autoridad, se obstruye y destruye la Organización de Naciones Unidas; se disminuye la ayuda al desarrollo; se exige al Tercer Mundo el pago de una deuda de 2,5 millones de millones de dólares que es absolutamente impagable en las condiciones actuales; se gasta en cambio un millón de millones de dólares anualmente en armas cada vez más sofisticadas y letales. ¿Por qué?, y ¿para qué? 

Una cifra similar se emplea en publicidad comercial, sembrando ansias consumistas, imposibles de satisfacer, en miles de millones de personas. ¿Por qué?, y ¿para qué? 

Nuestra especie, por primera vez, corre real peligro de extinguirse por las locuras de los propios seres humanos, víctimas de semejante "civilización". Hace unos quince años, cuando casi ningún político hablaba de eso, lo dije en un discurso ante la Cumbre Ecológica que se efectuó en Río de Janeiro en 1992, convocada por las Naciones Unidas, y muchos pensaron que exageraba y me tildaron de "catastrofista". Dije entonces que una especie zoológica estaba en peligro de desaparecer: el hombre. El tiempo me ha dado la razón, desgraciadamente cada día con mayor claridad. 

¿Establece usted alguna relación entre la globalización liberal y la aceleración de la destrucción del medio ambiente? 

Yo pienso que todo esfuerzo por preservar el medio ambiente es incompatible con el atroz sistema económico impuesto al mundo, esa despiadada globalización neoliberal, con las imposiciones y condicionamientos con que el FMI sacrifica la salud, la educación y la seguridad social de miles de millones de personas. Y con la forma cruel en que, mediante la libre compraventa de divisas entre las monedas fuertes y las débiles monedas del Tercer Mundo, le arrebatan a éste sumas fabulosas cada año. 

Para decírselo en síntesis, yo creo que preservar el medio ambiente es incompatible con la política de la OMC, al parecer diseñada para que los países ricos puedan invadir al mundo con sus mercancías sin restricción alguna, y liquidar el desarrollo industrial y agrícola de los países pobres, sin más futuro que suministrar materias primas y mano de obra barata; con el ALCA [Área de Libre Comercio de las Americas] y otros acuerdos de libre comercio entre los tiburones y las sardinas; con la monstruosa deuda externa que en ocasiones consume hasta el 50 por ciento de los presupuestos nacionales, absolutamente impagable en las actuales circunstancias; con el robo de cerebros, el monopolio casi total de la propiedad intelectual y el uso abusivo y desproporcionado de los recursos naturales y energéticos del planeta. 

La lista de injusticias sería interminable. El abismo se profundiza, el saqueo es mayor... 

Cuba no es una sociedad consumista, el consumo es más bien austero, y algunas personas aquí mismo lo lamentan. ¿Usted qué les diría a los que se quejan de no disponer de los productos de las sociedades capitalistas de consumo? 

Mire, yo les diría que la sociedad de consumo es uno de los más tenebrosos inventos del capitalismo desarrollado y hoy en la fase de globalización neoliberal. Es nefasto, porque trato de imaginarme a 1.300 millones de chinos con el nivel de automóviles que tiene Estados Unidos. No puedo imaginarme a la India, con mil millones de habitantes, viviendo en una sociedad de consumo; no puedo imaginarme a los 520 millones de personas que viven en el África subsahariana, que no tienen ni electricidad y en algunos lugares más del 80 por ciento no sabe leer ni escribir, en una sociedad de consumo. 

Bajo un orden económico diabólico y caótico, las sociedades de consumo en cinco o seis décadas habrán agotado las reservas probadas y probables de combustibles fósiles... No existe siquiera una idea coherente y clara sobre la energía que, dentro de cincuenta años, moverá los miles de millones de vehículos motorizados que inundan ciudades y carreteras de los países ricos, e incluso de muchos del Tercer Mundo. Es la expresión de un modo de vida y de consumo absolutamente irracional, que no podrá servir jamás como modelo a los diez mil millones de personas que se supone habitarán el planeta cuando ía era fatal del petróleo haya concluido. 

Tal orden económico y tales modelos de consumo son incompatibles con los recursos esenciales limitados y no renovables del planeta y con las leyes que rigen la naturaleza y la vida. Chocan también con los más elementales principios éticos, la cultura y los valores morales creados por el hombre. 

Pero el ciudadano también necesita bienes materiales, ¿no cree usted?

Por supuesto. No disminuyo, ni mucho menos, la importancia de las necesidades materiales, siempre hay que colocarlas en primer lugar, porque para poder estudiar, para adquirir otra calidad de vida hay que satisfacer determinadas necesidades que son físicas, que son materiales; pero la calidad de vida está en los conocimientos, en la cultura. Los valores sí constituyen la verdadera calidad de vida, la suprema calidad de vida, aun por encima de alimento, techo y ropa. 

Sigue usted siendo un incorregible soñador. 

Los soñadores no existen. Se lo dice un soñador que ha tenido el privilegio de ver realidades que no fue ni siquiera capaz de soñar. 

¿Hay que desesperar del ser humano? ¿O aún podemos conservar un poco de esperanza en su capacidad de detener la carrera hacia el abismo? 

Bueno, hoy sabemos lo que ocurre. Desde mi punto de vista, no hay tarea más urgente que crear una conciencia universal, llevar el problema a la masa de miles de millones de hombres y mujeres de todas las edades, incluidos los niños, que pueblan el planeta. Las condiciones objetivas y los sufrimientos que padece la inmensa mayoría de ellos crean las condiciones subjetivas para la tarea de concientización. Todo está asociado: analfabetismo, desempleo, pobreza, hambre, enfermedades, falta de agua potable, de viviendas, de electricidad; desertificación, cambio de clima, desaparición de los bosques, inundaciones, sequías, erosión de los suelos, biodegradación, plagas y demás tragedias que usted conoce bien. 

¿Qué resultados hemos alcanzado desde la Cumbre de Río en 1992? Casi ninguno. Al contrario. Mientras el Protocolo de Kyoto naufraga víctima de un arrogante boicot, las emisiones de dióxido de carbono, lejos de disminuir, han aumentado un 9 por ciento, y en el país más contaminador —los Estados Unidos— ¡en un 18 por ciento! Los mares y ríos están hoy más envenenados que en 1992; 15 millones de hectáreas de bosques son devastados cada año, casi cuatro veces la superficie de Suiza... 

La sociedad humana ha cometido colosales errores y aún los sigue cometiendo, pero yo estoy profundamente convencido de que el ser humano es capaz de concebir las más nobles ideas, albergar los más generosos sentimientos y, superando los poderosos instintos que la naturaleza le impuso, es capaz de dar la vida por lo que siente y lo que piensa. Así lo ha demostrado muchas veces a lo largo de la historia. 

¿En Cuba, ustedes han tomado algunas iniciativas que usted pudiera citar para ayudar a preservar el medio ambiente? 

Mire, nuestro país, bloqueado durante más de cuatro décadas, al derrumbarse el campo socialista y verse obligado a enfrentar una situación sumamente difícil, pudo, por ejemplo, producir y está produciendo, en espacios disponibles dentro de las ciudades, más de 3 millones de toneladas de vegetales al año en cultivos orgánicos, con empleo de pajas y desechos agrícolas, utilizando riego por goteo o microjet, con un gasto mínimo de agua, dando empleo adicionalmente a unos 300 mil ciudadanos y sin emitir un gramo de dióxido de carbono a la atmósfera. 

Cuba produce tabaco, y hoy muchas asociaciones de consumidores denuncian que el tabaco produce cáncer. Usted mismo fue un famoso fumador de puros pero ha dejado de fumar. ¿Cómo ve este problema? 

Bueno, es conocido que nosotros somos históricamente productores de tabaco, y no podemos renunciar a él, y mucho menos bloqueados. Pero cuando le regalamos una caja de puros a un amigo le decimos: "Con ella, si fumas, puedes fumar; si algún amigo fuma, le puedes brindar, pero lo mejor que puedes hacer con esa caja es regalársela a tu enemigo." 

Cuba es productora y exportadora de tabaco y, sin embargo, hace campaña contra el hábito de fumar. Cuba es productora de ron de cierta calidad, y no lo recomiendo, pero si alguien puede probarlo... A las mujeres embarazadas lo que les recomiendo es que no lo consuman, que no consuman alcohol ni tabaco. Lo sabemos porque sabemos el daño que el alcohol y el tabaco producen en una mujer gestante. 

Ustedes apuestan por lo que llaman la "batalla de ideas". ¿Qué entiende usted por "batalla de ideas"? 

La batalla de ideas es lo que nosotros estamos haciendo. Hay cosas nuevas, pero muy nuevas; hay cosas que yo las podría calificar, sin preocupación, de extraordinarias. Hemos aprendido mucho, mucho; pero, sobre todo, eso ha venido a culminar —y ha sido un privilegio— en los últimos años. 

Ustedes contribuyeron también, porque su libro sobre la cuestión de la invasión cultural[13] y los datos que dio acerca del monopolio transnacional de los principales medios de comunicación, nosotros lo estudiamos, lo discutimos y lo planteamos en un congreso de cultura. Antes de la batalla de ideas, la primera batalla en la que entramos fue: ¿cómo se salva la cultura del país? Y los intelectuales recuerdan una frase que yo dije cuando el período especial en que todo estaba en peligro, una frase, de la forma más natural del mundo: "Hay que salvar la cultura". 

Tuvimos un congreso de la UNEAC [Unión de Escritores y Artistas de Cuba] unos cuantos meses antes, y ese congreso se prolongó muchos días, y ya estábamos hablando de la "invasión cultural" y allí había datos que estaban en ese libro suyo que después nosotros editamos.[14] Pero también los periodistas hicieron otro congreso, y después esos debates se repetían casi cada seis meses. Tomamos conciencia. 

Usted mismo ha puesto en evidencia muchos de estos problemas de la famosa globalización neoliberal. ¿Desde cuándo han tomado conciencia de ese problema los sectores intelectuales, los estudiosos, y los economistas del mundo? Yo pienso —porque soy optimista— que este mundo puede salvarse, a pesar de los errores cometidos, a pesar de los poderíos inmensos y unilaterales que se han creado, porque creo en la preeminencia de las ideas sobre la fuerza. 

Son las ideas las que iluminan al mundo, y cuando hablo de ideas sólo concibo ideas justas, las que pueden traer la paz al mundo y las que pueden poner solución a los graves peligros de guerra, o las que pueden poner solución a la violencia. Por eso hablamos de la "batalla de ideas". 

Ustedes apuestan por lo que podríamos llamar una "educación global", un aumento general del nivel de conocimientos, de educación y de cultura de todos los ciudadanos. Una socialización del saber. Del saber como bien común. ¿No es así? 

Nosotros tardamos en descubrir lo siguiente: Uno piensa que el dinero es lo decisivo. Error. El nivel de conocimientos y de educación que tienen las clases es lo decisivo. Muchas personas que tenían alto conocimiento y educación se fueron para Miami, y la Revolución ha graduado alrededor de 800 mil profesionales e intelectuales. 

¿Y qué hemos descubierto, con dolor? Que aquéllos que tienen más conocimientos y más cultura en el seno del núcleo familiar, van a las mejores escuelas porque se entra en esas escuelas por expediente, y obtienen las mejores posiciones y los mejores cargos. Y tiende así a perpetuarse el sector que produce a los dirigentes y todos los principales cuadros. Mientras que los pobres, cuyo núcleo familiar tenía poca educación, tienden también a perpetuarse, hijos de obreros, hijos de negros... 

Fíjese que no estoy hablando de una diferencia de clases desde el punto de vista económico; el problema de la construcción de una sociedad nueva es mucho más difícil de lo que pueda parecer, porque son muchas cosas que se van descubriendo por el camino. 

Entonces, para responder a eso, en la sociedad socialista nuestra, al cabo de un montón de años, y cuando ya no había analfabetos, donde todo el mundo tenía un mínimo de noveno grado, tú te encontrabas que un sector, digamos privilegiado, tendía a perpetuarse, y otro sector, más marginalizado, también tendía a perpetuarse. 

Nosotros, después de 1959, cambiamos todo el sistema de educación, ya no hay analfabetismo, ya no hay niño sin escuela, pero está todo el sistema escolar, la universidad, a donde se llega por expediente y por exámenes, por selección; y ahí, todo un sector social tiene todas las ventajas sobre otro sector donde se encuentran los negros, los más pobres, o los blancos más pobres. El nivel de escolaridad de los padres, aun cuando se haya hecho una Revolución, sigue influyendo tremendamente en el destino ulterior de los niños. Y tú ves que los niños cuyos padres vienen de los sectores más humildes, o con menos conocimientos, no sacan las notas necesarias para acceder a las mejores escuelas. Y eso tiende a perpetuarse a lo largo de decenas de años. Y, si se dejan las cosas como están, se puede predecir que los hijos de esas personas nunca serán directores de empresas, gerentes, u ocuparán posiciones importantes porque hoy nada puede ser dirigido sin un nivel universitario. Los esperan, en primer lugar, las prisiones. 

¿Y cómo cambiar ese determinismo social?

Para tratar de corregir eso, nosotros estamos haciendo ahora una verdadera revolución. Estamos revirtiendo todo eso. Y no es quitándoles oportunidad a los que acceden a las mejores escuelas, que son también revolucionarios. Estamos extendiendo la facultad universitaria a todo el país, estamos tomando a todos aquellos muchachos de 17 a 30 años que tenían noveno grado y no estudiaban ni trabajaban por distintas causas, y les damos un estipendio económico, y los ponemos a estudiar. 

Fíjese, esto empezó en septiembre del año 2001, y en septiembre de 2005 más de 45 mil estudiantes de ésos ingresaron en las universidades. Van a ser los más revolucionarios, esto es para ellos una segunda oportunidad en la vida, porque ¿sabe qué les tocaba? 

No, ¿cuál hubiera sido su destino? 

Ya le dije: las prisiones. Fuimos a ver, pedí que investigaran la situación de todos los presos entre 20 v 30 años, las causas por las cuales estaban presos, etcétera, persona por persona. Y descubrimos, es increíble, que solo el 2 por ciento de los presos por algún delito son hijos de profesionales o de intelectuales. Te vas a las mejores escuelas y allí, a la inversa, la inmensa mayoría son hijos de profesionales, y muy pocos hijos de alguien de estos barrios pobres y de obreros. Bueno, ya le di todos esos datos. 

Ahora estamos revolucionando eso. De los 12 mil estudiantes de las escuelas de instructores de arte, están todos por encima de la composición social, y no solo en danza, que puede una etnia tener más facilidad para esa actividad: en teatro, en música, en pintura, y en danza. Y eso me ha dado una gran satisfacción. Estos que no estudiaban ni trabajaban, ahora en todas estas escuelas empiezan 75 mil estudiantes más. Estamos extendiéndolo, porque si ya tenemos las escuelas, la televisión, las computadoras, no hay que hacer una escuela nueva, lo que necesita es el profesor de geografía o de matemática de primer año, segundo, etcétera, y hoy buscamos el mejor profesor, filmamos una clase con él, y hacemos cincuenta mil o cien mil casetes. 

La mejor clase la da el que más sabe, y el que mejor enseña, porque ya tú tienes todas esas condiciones. En las escuelas están los laboratorios de computación, de medios audiovisuales, y a estudiar computación, a estudiar idiomas. Eso ha dado excelentes resultados... 

¿Hay que "racionalizar" a alguien porque se reduce la plantilla en tal o tal actividad? Páguele el salario y póngalo a estudiar. En las condiciones nuestras, cuesta más algo que se esté produciendo de manera ineficiente, como la caña de azúcar, que lo que usted necesita para darle el ciento por ciento del salario al trabajador que estaba en esa actividad. 

¿Cuántos estudiantes hay en Cuba? 

En la actualidad hay más de 500 mil estudiantes en nuestras universidades, de todas las ramas de la ciencia, y que son calificables y recalificables, pueden pasar de una a otra actividad y serán capaces de muchas cosas. Entre los estudiantes, más de 90 mil eran jóvenes que no poseían matrícula ni empleo, muchos de ellos de extracción humilde, que hoy están teniendo excelentes resultados en los estudios universitarios. Existen ya 958 sedes universitarias. Hay 169 sedes universitarias municipales, del Ministerio de Educación Superior; hay 84 sedes universitarias en bateyes azucareros; 18 sedes en prisiones, sedes de estudio superior que tienen centenares de matriculados en licenciatura de estudios socioculturales. 

Eso es nuevo: sedes universitarias en las prisiones. Existen, por otro lado, 1 69 sedes universitarias municipales de salud pública, 1.352 sedes en policlínicos, unidades de salud y bancos de sangre, en los que se estudian distintas licenciaturas asociadas a la salud pública. Y hay casi 100 mil profesores entre titulares y adjuntos. Muchas personas que estaban en el aparato burocrático de los centrales azucareros y en otros lugares hoy están dando clases, son profesores adjuntos. Entre los dos, estudiantes y profesores —y no hablo de otros trabajadores de las universidades—, suman alrededor de 600 mil. 


(Tomado del libro "Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio Ramonet", editado por Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Tercera edición, La Habana, 2006, páginas 439-460)  ©

 

 

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