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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 Componentes Árabes En la Cultura Cubana-Capítulo II.

 

 

 

Capítulo II

La inmigración directa. Causas y azares

 

En la segunda mitad del siglo XIX comienza la entrada de inmigrantes árabes a Cuba procedentes, en su mayoría, de los países del Mediterráneo Oriental (Líbano, Siria, Palestina, Egipto) y también de Irak. Hasta el momento, la fecha que marca el comienzo de ese proceso migratorio en Cuba fue 1870, cuando arribó a La Habana el "otomano" José Yabor,

quien residiría en Monte y Figuras, en pleno centro de lo que años después sería la barriada árabe de La Habana. (E. Charón, Inmigración...: 8).

En realidad el poütónimo otomano, usual hasta la segunda década del siglo XX, se aplicaba a todos los subditos del Imperio Turco, con independencia de su verdadera pertenencia étnica.

El despotismo de los sultanes turcos creó una tensa situación política, económica y religiosa en todas sus posesiones. Los cristianos maronitas del Líbano fueron de las comunidades más afectadas. En 1860 habían concluido un cruento conflicto con los drusos y sufrieron posteriormente una terrible persecución por parte de las autoridades turcas, que llegaron a imponerle la obligatoriedad del servicio militar, del que estaban exentos anteriormente. (E. Charón, Inmigración...-. 1).

Para los árabes autóctonos de Palestina, la situación también se tornó compleja a partir de la creación del sionismo en 1896, y del paulatino poblamiento judío del país, que fue sistematizado y regulado en 1917 con la Declaración Balfour y oficializado por el mandato británico en Tierra Santa en 1920, lo que contribuyó al deterioro de la situación de la población árabe endémica.

Unido a ello, las cíclicas crisis económicas sufridas en el Levante durante la segunda mitad del siglo XIX, la caída de rubros exportadores tan importantes como la seda y los granos, y la devastación producida por la Primera Guerra Mundial, impulsó a la diáspora a cientos de miles de árabes de la Media Luna Fértil. (B. Dau,.[s.f.]: 681-682).

La Cuba de finales del XIX resultó propicia para la recepción de inmigrantes debido a la crisis económica y demográfica que legaron los cruentos años de lucha contra España. A fines de la guerra anti-hispánica de 1895, la población cubana se redujo a poco más de un millón quinientos mil habitantes. (E. Charón, 1992: 37 y B. Dau, [s.f.j: 681-682).

Aunque los inmigrantes afroasiáticos no eran los favoritos de las autoridades tanto españolas como cubanas, entre 1870 y 1900 debieron entrar al país aproximadamente dos mil árabes, quienes desempeñaron desde sus inicios actividades mercantiles en pequeña escala.

Los archivos de las parroquias de San Nicolás de Bari, de Jesús, María yjosé y del Santo Cristo del Buen Viaje recogen en ese período el asentamiento en sus distritos de personas provenientes del centro y el norte del Líbano, nativos de Bcharré, Gazir, Deir el Amar, Messiara, Trípoli y Btourram. (Libros de matrimonios y bautizos. Parroquias de San Nicolás de Bari, Del Santo Cristo y de Jesús, María yjosé, 1885-1958).

Estas aldeas pertenecían a la cadena montañosa conocida como el Monte Líbano. La economía de subsistencia de la región se basaba en la agricultura. En la segunda mitad del XIX la producción local se debilitó sensiblemente con la entrada al mercado de productos textiles y artesanales más baratos provenientes de Europa. Los artesanos y trabajadores agrícolas autóctonos fueron seriamente afectados; se produjo un éxodo inicial hacia las ciudades, los suburbios, y posteriormente, allende el Atlántico. Igualmente, fueron afectadas la sericultura de las llanuras marítimas y de las laderas montañosas.

Por tales razones la población de Monte Líbano conformó el grueso de la masa emigrante.

Aunque la inmigración palestina tuvo su auge después de los años veinte, ya existían naturales de ese país en Cuba desde finales del siglo pasado. Tal fue el caso de la familia Azar, de Jerusalén. (Libro 8 de bautismo. Parroquia de San Nicolás de Bari, folio 32, asiento 39).

Poco se conoce acerca de la entrada de los inmigrantes iraquíes, salvo las pocas familias de religión asirio-caldea llegadas en las décadas de los años veinte y treinta procedentes de Mosul. [1]

Los egipcios comenzaron a llegar en la década del 10, según consta en las Estadísticas de inmigración y movimiento de pasajeros. En 1923 se registra como cónyuge en la parroquia de Jesús, María y José el alejandrino Ali Nagni Ganem. (Libro 2 general de matrimonios. Parroquia de Jesús, María y José, folio 487, asiento 311). También se conoce de la inmigración del egipcio Mario Ayoub Hussein, nativo de Wadi Hafra y emigrado en 1926. (Revista El Árabe, 1980, año 7, n. 4: 6-8).

La siguiente relación pretende resumir las ciudades, poblados y aldeas de procedencia por países de origen:

1. ALDEAS Y POBLADOS DE PROCEDENCIA DE LOS INMIGRANTES ÁRABES EN CUBA

(SIGLOS XIX Y XX)'

LÍBANO: Gazir, Chennanir, Ibberie, Sehel Alma, Tabarja, El Safra, Damur, Batroun, Andakat, Bcharré, Kfar Hazir, Taalbaya, Haded el Yebb.Mtule Anjar, Yachuch, Kerbet Anafar, Haiata, Zgarta, Hamchit, Jounie, Homaira, Bdebba, Batroumine, Ain Halazun, Baskinta, Badarán, Niha, Ras el Matn, Bteknai, Mouaser el Chouf, Benouati, Alma, Messiara, Seral, Kfar Hill, Hebbariye, Sultán Yacub, Hammara, El Bira, Beirut, Trípoli, Deir el Amar, Deir el Camar, Falougha, Sanur, Seraal, Tula, Abdely, Barga, Yaroun, Btourram, Nabatiye, Habbouche, Hadschit, Achache.

PALESTINA: Jerusalén, Nazaretjaffa, Beitjala, Nablus, Arura, Turmosaya, Belén, Ramalah, Haifa.Al-Mazraa.

SIRIA: Homs, Damasco, Alepo, Safita, Mashtabetelhu.

IRAQ: Mosul.

EGIPTO: Alejandría, Wadi Hafra

Fuentes: Libros de matrimonios y bautizos. Parroquias de San Nicolás de Bari,de Jesús, María y José y del Santo Cristo del Buen Viaje. Libro de matrimonios de blancos. Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. Formularios de empadronamiento y matrícula para la persona de origen libanes y su familia (1955-1958). Datos de los entrevistados. Guía social de las comunidades de habla árabe. N.Y.C. 1947. Elaboración propia. 

Los lugares preferidos para el asentamiento fueron las regiones urbanas de la Isla, los espacios cercanos a zonas comerciales, y pueblos con desarrollo de la industria azucarera y la actividad ganadera.

Las áreas urbanas de residencia más importantes fueron La Habana y Santiago de Cuba, a la sazón los principales puertos de arribo de los árabohablantes.

Además del centro de la ciudad de La Habana (hoy Centro Habana) y el Centro Histórico, los árabes se instalaron en Marianao, Santa Amalia, el Reparto Juanelo, Regla y pueblos más alejados como Güines, Bejucal y Bauta en la actual provincia Habana.

En la antigua provincia de Oriente los árabes se localizaron también en Guantánamo, Cueto y Holguín; en Camagüey se agruparon en Guáimaro, Minas, Morón, La Sola, Santa Cruz, Ciego de Ávila y la propia ciudad de Camagüey. En la provincia villareña escogieron Santa Clara, Cabaiguán y Sagua la Grande, principalmente.

En Matanzas, además de la propia ciudad, un punto clave de asentamiento fue Cárdenas y en Pinar del Río los árabes prefirieron la propia cabecera y Consolación del Sur.

El agrupamiento en barrios fue clásico en La Habana y en Santiago de Cuba, distinguiéndose el denominado barrio de la Calzada del Monte o barrio parroquial de La Habana (por nuclearse alrededor de tres parroquias), y en Santiago de Cuba, el barrio del Tívoli. (E. Charón, Inmigración...: 8). En alguna medida, estos dos casos fueron ejemplos de grupos etnoareales, debido a la densidad demográfica del agrupamiento en un área o distrito determinado.

La formación del barrio parroquial de Centro Habana comenzó alrededor de la década del setenta del pasado siglo. La Calzada del Monte se convertía en importante arteria comercial; poblada inicialmente por españoles peninsulares, comienza a recibir a inmigrantes libaneses, sirios y palestinos como el citado José Yabor. Hacia los ochenta de la propia centuria existía en la zona una hospedería en la calle Monte #248 que aglutinó a los "paisanos" levantinos. (E. Charón, Inmigración...: 8).

En 1885 comienzan a vincularse las familias árabes de Monte a la parroquia católica de San Nicolás de Bari, con motivo del bautizo de sus hijos. Se destacan los Pichara, los Chirala, y los Socar Gabriel, procedentes de Bcharré en el denominado "país maronita" en el Líbano. (Libro 7 de bautismo de blancos. Parroquia de San Nicolás de Bari, folios 611 y 612, asientos 1131, 1132 y 1133).

En 1895 se efectúa en la parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje, el primer matrimonio intraétnico de árabes asentados en la barriada de Monte. En los años siguientes se repiten estas uniones endógenas en las iglesias de San Nicolás de Bari y de Jesús, María y José. Se observan en estos primeros casos cónyuges procedentes de Btourram, Messiara, Alma, Trípoli, Beirut y otras ciudades libanesas. (Libro 11 de matrimonios de blancos, folio 210, asiento 307, iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje; Libro 3 de matrimonios de españoles, iglesia de San Nicolás de Bari; Libro 9 de matrimonios de blancos, iglesia de Jesús, María y José).

Las huellas primarias de asentamiento en el barrio de Tívoli, datan de los años noventa del siglo XIX y la ofrecen los matrimonios de Salvador Miguel y Teresa Latuf, y de Julián Triffy María Saide, todos de la ciudad de Bcharré. (E. Charón, Inmigración...: 8-9).

En los barrios se desarrolló una infraestructura social de agolpamiento, donde destacan la fundación de sociedades benéficas como la Unión Oriental (1904) y la Sociedad Siriana (8 de febrero de 1909), ambas de Santiago de Cuba; la última estuvo dirigida por los comerciantes

Calil Babún, Nicolás Cremati, Natalio Gattas, Felipe Elias y Juan B. Adjourí. (C Forment, 1909: 304 y E. Charón, "Las sociedades...", 1998: 33).

La fundación de sociedades por nacionalidades tuvo como fehacientes ejemplos la Unión Libanes-Siria de Bejucal (1928), la Sociedad Palestino-Árabe de Cuba (1929) y la Sociedad Libanesa de la Habana (1930), todas en la antigua provincia de la Habana. Los presidentes

fundadores de cada una fueron Moisés Jacob, Digno Warwar y Julio Abislaimán, respectivamente. Las tres asociaciones tuvieron un carácter benéfico y de recreo.

Desde los inicios de su asentamiento en Cuba los inmigrantes cristianos áraboparlantes se vincularon a las guerras libertadoras de Cuba. Algunos estudiosos aportan la cifra de dieciséis participantes, entre quienes se destaca como figura antológica el comandante Felipe Elias Turnas, oriundo de Bcharré, cuyo verdadero nombre fue Wirdan Abu Hamad. (T. Haded, 1957: 86).

Elias vivió en diferentes ciudades del país: Cabanas, en Pinar del Río y Bayamo, en Oriente. En abril de 1895 se incorpora al Segundo Cuerpo del Ejército Oriental, y lucha bajo las órdenes de los coroneles Estrada, Salvador Ríos y el general Jesús Rabí. (E. Charón, Inmigración...: 4 y L. F. Grillo, 1998: 21).

 

 

 

Otra figura destacada en el proceso independentista fue el capitán libanes Nasim Farah, hijo del inmigrante Antún Farah. Nasim, asentado en Pinar del Río, ocupó además el cargo de Concejal Municipal en dicha ciudad. (T. Haded, 1957: 86).

La inmigración en cadenas tuvo sus parámetros más elevados durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores. En 1916 la población árabe residente en Cuba se calculaba aproximadamente entre 9,000 y 10,000 personas. (A. Dollero, 1916: 466). La cifra se incrementó notablemente en el período 1920-1931. (Tabla #3)

Los inmigrantes utilizaron dos vías para su viaje: Cercano Oriente-Cuba y América-Cuba. La libanesa Nazira Nemer recuerda que emigró con su madre en 1924 directamente del Líbano e hizo escala en Polonia. A diferencia de otros paisanos no hizo estancia en el campamento

de inmigración de Triscornia debido a sus buenas condiciones de salud y al apoyo económico de sus familiares, quienes propiciaron su rápida liberación por parte de las autoridades migratorias. (R. Menéndez, 1998: 17, 53).

Las medidas de sanidad del campamento de inmigración de Triscornia se recrudecían con los árabes recién llegados, ya que muchos de ellos padecían de una enfermedad visual contagiosa conocida como tracomatosis.

Muchos árabohablantes sufrieron, además, el cambio de nombre en Triscornia y en otras oficinas de la burocracia civil. Las autoridades no permitían la permanencia de los nombres originales de los recién llegados. El aparente carácter negativo de la medida facilitó, sin embargo, la mejor identificación de los inmigrados por parte de la población endémica de Cuba.

Para el cambio del nombre árabe al castellano se seguía un patrón fonético, la similitud de pronunciación. En otras ocasiones se aplicaba una traducción literal del significado etimológico. También funcionó la arbitrariedad. Ofrecemos a continuación una breve tabla sobre los códigos de cambios onomásticos:

 

 

 

Entre los años 1923 y 1925 se produjo un incremento migratorio del componente árabe debido al cierre de la emigración legal a los Estados Unidos en 1924. Las cifras recopiladas son aproximadas en algunos casos debido al complejo problema de fronteras generado por el colonialismo turco y europeo en la región levantina, que llevó a denominar como turcos a verdaderos libaneses.[2] Estos últimos, en cambio, aparecen de manera exigua en el Censo de 1931, donde se les clasifica como franceses, probablemente por poseer documentación de Francia, potencia mandataria en el Líbano a partir de 1920.

La vida social de las comunidades áraboparlantes se extendió a la prensa escrita, con la edición de periódicos en idioma árabe y castellano en los que se refleja, además de la actividad de los paisanos en Cuba, la situación contemporánea de sus países de origen y el vínculo con los inmigrantes árabes de Estados Unidos.

Uno de los rotativos más importantes de la colonia árabe fue el diario AI-Faihaa (El Espacioso) fundado el 16 de enero de 1931 por el inmigrante Kassim El-Himani y cuya redacción radicaba en la calle San Nicolás #220. Este rotativo ofrecía múltiples noticias del Líbano, Siria y Palestina, así como gráficos, fotos e informaciones de las comunidades arabo-americanas. (Diario Al-Faihaa, no. 221-225, La Habana, 1931). En junio de 1931 pasó a propiedad del Centro Al-Etehad, sociedad que agrupaba a libaneses, sirios y palestinos. (Archivo Nacional... Registro de asociaciones, legajo 143, expediente 10191).

También se tiene conocimiento de la existencia del semanario Al-Hoda,[3] representativo de los maronitas arabo-norteamericanos, a contrapelo de Al-Faihaa que al parecer respondía a los feligreses ortodoxos (ver Capítulo 4). 

 

 

En 1932,Jacobo Sayf, nativo de Dlepta en el Líbano, fundó el periódico El Sayf (El Sable) con redacción en Marianao. Una revista de gran importancia fue El Cercano Oriente fundada y dirigida por Jalil Fares Elias, que circuló entre los años cuarenta y cincuenta del presente siglo. Sólo se publicó en lengua castellana, muestra de que iba dirigida también a los descendientes. Allí se reflejó con amplitud la labor social de la -comunidad levantina en Cuba.

 

 

 

La tabla anterior se basó en un censo realizado en la década de los años cuarenta por Ahmed Hassan Mattar a todas las comunidades árabes de América. Cuba fue incluida en la Guía de las naciones del Caribe. Aunque agrupamos a los inmigrantes por países para poder ofrecer el porcentaje de composición, en el censo aparecen las aldeas de nacimiento, que en muchos casos coinciden con las expuestas en en la Tabla #2. Las personas censadas eran los jefes de familia, por lo que la cifra total corresponde aproximadamente al número de familias árabes empadronadas, aunque el censo no es absoluto sino muestral, pues no fueron incluidos todos los residentes árabes de la Isla.

Así quedó conformada una comunidad con identidad propia que en principio no intentaba asimilarse, sino adaptarse y sobrevivir como grupo. En los siguiehtes capítulos se observará el funcionamiento de este grupo étnico en los aspectos ocupacional, confesional y en su estructura de parentesco.

 

'Se trata de descendientes de todas las nacionalidades. 

 

(1) Testimonio de Virginia Mirza Galiana, descendiente de asirías.

Las ciudades de Libia y Yemen no aparecen registradas en las fuentes originales.

(2) En el período post-otomano dentro de Siria se incluía al territorio moderno de Siria propiamente dicho, el gran Líbano, el territorio Alawita y el Djebel Drusa, dirigidos todos administrativa y políticamente por el mandato concedido a Francia por la Liga de las Naciones en la década del veinte. Ver "Siria", en: Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t. 56.

(3) Algunos datos referidos al periódico Al-Hoda, se pueden consultar en: T. Haded, 1957.

 

 

 

 

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Capítulo VI  | Capítulo VII  | Capítulo VIII 

 

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El autor 

 
 
 
 

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